La noche huele a otoño
dulce de hojas secas.
Abrázame, mi vida,
que no puedes tocarme.
Que la noche huele dulce
como esa noche en que te vi.
Fría la brisa suave me helaba las manos
mientras te observaba de lejos.
Gris el cielo de esa noche,
cuando supe que te amaba.
Todo tú, bello, con tus ojos infinitos.
Yo torpe, pequeña, me hice hermosa para hablarte.
Y tu voz perfecta se coló en mi pecho,
y tu risa despejó en un segundo todo el cielo,
y mi nombre en tus labios se hizo melodía.
Y yo aprendí tu rostro
y memoricé tus palabras,
y esa noche gris y fría fue perfecta por ti.
Esa noche tú naciste, la noche en que yo nací.

C.
11 Abril 2009

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